“Galería” (TVE 2)

Cuestionario Marcel Proust (sin fecha)

 

  1. ¿Cuál es para usted el colmo de la infelicidad?

[En el primer borrador, respondió: Contestar entrevistas.]

La incomunicación. Ese estar en la vida con los demás hombres y mujeres como guisantes en un bote. La imagen perfecta ya la dio Fellini en el arranque de 8 ½. Cada uno en su coche, en medio de un túnel, quietos; cada un en su pecera, mirando con grandes ojos abiertos.

 

  1. ¿Dónde le gustaría vivir?

Junto al mar.

 

  1. ¿Cuál es su ideal de felicidad terrena?

Llegar a poder realizar una sociedad humana donde cada uno dé según su capacidad y donde cada uno reciba según su necesidad.

 

  1. ¿Qué faltas mira usted con más indulgencia?

Las producidas por buena voluntad cuando uno pretende dar un significado a la vida. Únicamente lo inmóvil, lo muerto, lo mineral, no produce nada, no comente falta. Vivir es movimiento, elección, decisión. Vivir de verdad es dar un sentido a ese movimiento, a esa elección constante, a esa constante decisión. Y eso, forzosamente roza, rompe, hiere de algún modo al mundo que se rodea.  [sic]

 

  1. ¿Qué héroes de novela prefiere?

Todos aquellos que manteniéndose, a pesar de todo, fieles a sí mismos, caminan hacia un destino elegido e irrenunciable. No sé, ahora me acuerdo del Tom Joad (¿) de “Viñas de ira” de Steinbeck, o del Rómulo de “El rey y la reina” de Sender.

 

  1. ¿Cuál es su personaje histórico favorito?

Lenin.

 

  1. ¿Sus heroínas favoritas en la vida real?

Procederé por exclusión. Aquellas a las que todavía Harper´s Bazaar o Voge no se dirige, para las que todavía Correges (¿) o Dior no cose ni Helena Rubinstein o Harriet Hubbadad-Ayer aún no piensan, pero que sin embargo existen, están ahí, trabajando y trabajando, haciéndose prematuramente viejas, pasto fácil de seriales (¿) y concursos y cantantes de azúcar. Esas.

 

  1. ¿Sus heroínas de ficción?

Quiero mucho a mi Isabel de “Calle Mayor”, a la julia de “Nunca pasa nada”, a la Ana de “Cómicos”. Todas ellas son de la misma sangre que Doña Rosita la soltera o de cualquiera de las 6 hermanas junto al mirador de… [falta el resto, que estaría en otra tarjeta]

En el borrador, decía: …de todas las 6 hermanas junto al campo de Foxa, de todas las hijas de Bernarda Alba, tienen añoranza de Nora de “Casa de Muñecas”y ……………….. de Madame Bovary.

 

  1. ¿Su pintor favorito?

Goya.

 

  1. ¿Su músico favorito?

Bach.

 

  1. ¿Qué cualidad prefiere en el hombre?

La de no mentirse a sí mismo.

 

  1. ¿Qué cualidad prefiere en la mujer?

La de no someterse, o sea la de no obedecer.

 

  1. ¿Su virtud preferida?

La capacidad de ilusión.

 

  1. ¿Su ocupación preferida?

El CINE. Hacer cine. Ver cine.

 

  1. ¿Quién le habría gustado ser?

Yo mismo pero muy, muy corregido.

 

“Los gallos de la aurora”

Discurso del 18 de Octubre de 1995 en Ateneo de Madrid, para la presentación del libro homónimo de Federico Melchor.

 

La historia reciente.

[…] También señala Don Antonio Machado, con profunda perspicacia, eso de que “El castellano desprecia cuanto ignora”, aseveración que yo, personalmente, extendería a todo el ser español, a los hombres y mujeres de esta tierra nuestra. Ahora bien, esa “ignorancia” puede ser “natural”, entre comillas, por la imposibilidad o la dificultad de llegar uno por sí solo, con sus propias fuerzas, a unas fuentes del saber o bien, y allí está el problema, puede ser “inducida”.

Desde mi personal punto de vista esa “ignorancia” sobre el pasado español más reciente, es decir, el que va desde la sublevación de los “nacionales contra la República en julio de 1936 hasta nuestros días, es decir, la guerra civil, la derrota de la República, el exilio y la dictadura y la represión despiadada hasta que el general muere en su cama y empieza una larguísima transición que dura todavía, esa “ignorancia” digo ha sido es alentada por os sucesivos gobiernos de la nación, tanto en la Dictadura como después de  la Constitución de 1978. Y esa “ignorancia inducida” ha tenido y tiene por objeto ocultar nuestro inmediato pasado.

 

La industria de la cultura. La necesidad de los narradores.

Sí, estamos dentro de una economía libre de mercado, en una economía capitalista y lo que prima en lo que podríamos convenir en llamar “industria de la cultura” (en la cual uno está inserto e intenta trabajar) es fabricar “productos culturales” que sean “rentables” y “mensurables” en número de ejemplares vendidos, número de ediciones, taquillaje, índice de audiencias, etc. Todo aquello que no sea rentable “a priori” por los grandes gerentes de la “industria cultural”, auotoerigidos en juez y parte, no merece ser tenido en consideración, no existe. Y sin embargo, amigos, es necesario saber, y para las nuevas generaciones es obligatorio saber, conocer con pelos y señales todo, todo lo que está pasando en España, lo que está pasando. Mucho más que una tarea de historiadores, siempre imprescindibles, es una tarra de narradores, bien con palabas escritas, bien en términos de luz, es decir imágenes y sonidos.

Hay mucho que contar, queridos amigos, y sobre todo por encima del ensayo, la estadística o la historia, hay que echar mano de la ficción literaria o audiovisual para reconstruir para nosotros mismos y para las nuevas generaciones todos esos momentos en los que, específicamente, los comunistas hemos estado presentes. […] Si no lo contamos nosotros, nadie lo hará. O lo hará mal y sesgadamente; contra nosotros.

 

“Tierra y libertad”.

Cuando el joven militante del Partido Comunista Británico -extrañamente combatiente en un batallón del P.O.U.M., rompe su carnet delante de la cámara de “Tierra y libertad”, fue como si me hubieran dado un puñetazo en el estómago.

Recordé en ese mismo instante que una de las causas por las que yo me hice espontáneamente comunista con otros dos amigos en el Retiro Madrileño una tarde de primavera de 1943, fue debido -más que a los textos “sagrados” (Marx, Engels, Lenin)- a la lectura de textos -ensayos políticos y filosóficos, poemas- de un joven comunista británico de nombre Christopher Saint John, que utilizaba el seudónimo de Christopher Candwell (¿). El no rompió nunca su carnet y murió en la batalla del Jarama y allí sigue, en tierra española.

Me hubiese gustado contar su vida y su muerte.

Me hubiese gustado contar tantas cosas.