Carmen Lozano Muñoz

Carmen Lozano (1930-2009) es hija de Mercedes Muñoz Sampedro y Luis Lozano, que falleció cuando ella tenía nueve años. Siendo una niña apareció en funciones infantiles en el Teatro Infanta Isabel de Madrid, donde trabajaba su madre. No obstante, se inicia como actriz profesional en el teatro a mediados de los años cuarenta, bien en compañías donde trabajaba su madre (como la de Rafael López Somoza en el teatro Fontalba de Madrid), o en el Reina Victoria con la compañía de su tía Guadalupe. Sus primeros pasos en la escena también van de la mano de Paco Martínez Soria en Barcelona, con quien años más tarde coincidiría en varias comedias cinematográficas realizadas para lucimiento cómico de este actor. Su experiencia teatral en barcelona le abre las puertas, a través de Ignacio F. Iquino, a debutar en el cine con Un soltero difícil (Manuel Tamayo, 1950), producida por Emisora Films de Iquino. A partir de ese momento aparecerá en cuarenta y cinco títulos, generalmente comedias populares en las que coincide con frecuencia con miembros de su familia, como las hermanas Muñoz Sampedro, Rafael Bardem o Luchy Soto. Fue una actriz eminentemente de reparto, aunque no encarnó la tipología cómica de su madre y sus tías. Su belleza la llevó a interpretar, sobre todo en sus años jóvenes, chicas monas e, incluso, varias prostitutas, com en Maribel y la extraña familia (José María Forqué, 1960), donde comparte reparto con su tía Guadalupe. También aparece en La tarde del domingo, práctica de Carlos Saura en su tercer curso en la Escuela Oficial de Cine y en Los chicos (Marco Ferreri, 1959). En esta última coincide con el operador Eduardo Noé, su marido y padre de sus dos hijas, Carmen y Cristina. Tras su aparición en Fernández, punto y coma (TVE, 1964), apareció en una veintena de programas televisivos, como dramáticos y telecomedias y, más adelante, personajes episódicos en Los camioneros (1973), la señora García se confiesa (1976), Curro Jiménez (1978), Teresa de Jesús (1984) o La forja de un rebelde (1990). A partir de la transición se puso a las órdenes de su primo Juan Antonio Bardem en tres ocasiones: en El poder del deseo (1975), El puente (1977) y en el episodio “Jarabo” (1985) para La huella del crimen.