Miguel Muñoz fue un tapicero y anticuario casado con Catalina Sampedro. El matrimonio tuvo cuatro hijas: Natividad, que estudió piano, y las actrices Guadalupe, Mercedes y Matilde Muñoz Sampedro. La carrera de estas tres está íntimamente ligada a los reveses económicos generados por su padre, ya que las tres tuvieron que trabajar en el teatro con su tía Mercedes cuando este llevó a la familia a la banca rota. El motivo era un “vicio”, como lo describía su esposa: el ciclismo. Miguel Muñoz se sumó al furor por el velocípedo a finales del siglo XIX y en 1900 fue nombrado presidente de la sociedad velocípeda “el pedal madrileño”, cargo que mantuvo, al menos, hasta 1904, cuando figura en la revista Arte y Sport como expresidente. Esta afición, que le llevaba a organizar y participar en carreras y paseos, hizo que descuidara el negocio de anticuario, lo que supuso graves problemas económicos a la familia.